Estamos creando un mundo, en el que cada vez resulte más complicado, mantener posturas y opiniones.
Todo ideal, parece llegar rapidamente a su fecha de caducidad.
Pensar diferente, en lo relevante. Se ha vuelto incomodo y potencialmente violento.
Es un grandísimo error, acorralar a los que defienden su pensamiento pacíficamente.
El pacifismo grupal, es un delicado equilibrio, de ideas compartidas, paciencia y pragmatismo. Donde se juntan más de una persona, existe la posibilidad, de que se agote la calma aparente.
No todos, somos Gandhi. Tenemos paciencia, tolerancia y civismo. Pero ante todo, somos humanos, repletos de contradicciones.
La naturaleza, no cesa en demostrarnos, que si acorralas a la presa. Esta, termina encarándose a su agresor.